Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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100356
Legislatura: 1893
Sesión: 18 de Junio de 1894
Cámara: Senado
Discurso / Réplica: Discurso
Número y páginas del Diario de Sesiones: 150, 2920
Tema: Tratados de comercio y relaciones comerciales con Alemania y otras Naciones

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene S. S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Señores Senadores, yo creo que no estamos en ese caso. El Sr. Bosch no tiene necesidad de dar explicaciones de ningún género, porque lo que ha pasado aquí es que no nos hemos oído ni entendido nadie. El Sr. Presidente no ha oído a S. S.; S. S. no ha oído al Sr. Presidente, el cual tenía concedida la palabra al Sr. Romero Girón, en la idea de que leída la proposición incidental el autor de ella tenía derecho a usar de la palabra para apoyarla. Podrá haber habido un error en esto, aunque no lo creo, porque he demostrado hasta la evidencia que la proposición que acaba de leerse es de las que deben apoyarse en el momento en que se presentan.

En este sentido, el Sr. Presidente, en uso de su derecho, concedió la palabra al Sr. Romero Girón; el Sr. Bosch, celoso del suyo, y no advirtiendo que ya estaba de pie el Sr. Romero Girón, ha defendido sus prerrogativas, y ha hecho bien; pero el Sr. Presidente, que ya tenía concedida la palabra al Sr. Romero Girón, no podía concedérsela a S. S.

Repito, pues, que, en mi concepto, el Sr. Bosch no necesita dar explicaciones de ningún género, y que el Sr. Romero Girón debe hacer uso de la palabra, entrando el debate en un cauce tranquilo, como a todos nos conviene y como conviene al debate mismo, para que se termine cuanto antes.

Me parece a mí que ni el Sr. Bosch debe insistir, y yo se lo ruego a S. S. por bien del sistema representativo, de S. S. y de todos, ni debe insistir ningún otro Sr. Senador, que tiempo tienen, cuando se combata la proposición que va a apoyar el Sr. Romero Girón, de decir todo lo que tengan por conveniente con aquella extensión que crean oportuno.

Si el Sr. Elduayen, como jefe de la minoría, puesto que a los jefes siempre se les han tenido consideraciones excepcionales, quiere hablar, no tengo ningún inconveniente en ello, si el Sr. Presidente le concede la palabra cediendo a mi ruego, y yo le oiría con mucho gusto. Con cuatro palabras que diga el Sr. Elduayen para demostrar el derecho con que han creído que debían defender  su posición en este debate, puede resolverse este incidente, y yo le suplico al señor Presidente que le conceda la palabra; pero me parece todavía mejor que el Sr. Elduayen no diga nada, porque ya ha defendido su punto de vista, y no debíamos entrar otra vez en discusión sobre asuntos en que ya la hemos tenido. (El Sr. Marqués de Viana: También debe S. S. pedir a la mayoría que tenga más prudencia.) Señor Marqués de Viana, todos la necesitamos. (El Sr. Marqués de Viana: Pero debe tener más la mayoría por su propia fuerza, y no gritar ¡fuera! a la minoría.)

No hablemos de eso. Yo que deseo la tranquilidad y el reposo, que busco la concordia y la paz, no he de hacerme cargo de lo que ha pasado aquí; al contrario, conviene que todos lo olvidemos, porque todos, como es necesario para el régimen constitucional, buscamos la paz.



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